La distinción entre inversión en valor y en crecimiento se ha convertido en un enfoque principal en 2025 debido a las presiones inflacionarias sostenidas, el aumento de las tasas de interés y la volatilidad del mercado. El S&P 500 ha recuperado sus pérdidas anteriores para alcanzar un rendimiento de 1.4% en lo que va del año, pero la recuperación del mercado sigue siendo limitada a sectores específicos. Esta recuperación ha sido liderada por algunas acciones de crecimiento del sector tecnológico y de IA, mientras que la mayoría de los demás sectores no han participado en las ganancias.
Para los inversores, esto no es solo ruido de mercado, sino una señal a la que vale la pena prestar atención. Elegir entre acciones de valor y de crecimiento tiene consecuencias reales en el rendimiento de la cartera, especialmente mientras los bancos centrales siguen influyendo en la valoración del riesgo en los mercados globales.
¿Qué Distingue al Valor del Crecimiento?
En esencia, la inversión en valor y en crecimiento representan dos filosofías distintas.
Las acciones de valor son aquellas que cotizan por debajo de su valor real de mercado, a menudo medidas mediante ratios financieros como el precio-beneficio (P/E) y el precio-valor contable (P/B). Estas empresas suelen operar en sectores consolidados como bancos, servicios públicos o industrias tradicionales. Aunque su crecimiento es lento, generan beneficios estables y distribuyen dividendos en efectivo a sus accionistas. Por ejemplo, JPMorgan Chase (P/E ~13) y Chevron (P/E ~16) son ejemplos clásicos de acciones de valor con balances sólidos y flujos de efectivo fiables, actualmente cotizando con valoraciones atractivas.
En cambio, las acciones de crecimiento pertenecen a empresas con alto potencial de expansión futura. Estas compañías normalmente no reparten dividendos, ya que reinvierten sus beneficios en innovación, desarrollo de productos y expansión a nuevos mercados. Ejemplos destacados son Nvidia (cotizando con un P/E futuro superior a 40), cuya valoración se ha disparado por su liderazgo en inteligencia artificial, y Tesla, que mantiene altos precios a pesar de enfrentar desafíos de producción. Los inversores apuestan por estas acciones por su capacidad de generar grandes retornos, aunque con mayores riesgos.
Comparando los Fundamentos

Por Qué el Valor Tiene la Ventaja – Por Ahora
Con el rendimiento del bono del Tesoro estadounidense a 10 años cerca del 4.3%, la forma en que los inversores valoran los beneficios futuros ha cambiado. Cuando las tasas de interés son altas, las ganancias futuras de las empresas –especialmente las de rápido crecimiento– tienen menos valor presente. Esto ha afectado negativamente a las acciones de crecimiento, impulsando a muchos inversores a volverse hacia sectores más estables y con generación de ingresos.
Actualmente, los inversores se enfocan en sectores como energía, banca y salud. Las tasas de interés elevadas aumentan los beneficios bancarios, y Bank of America cotiza por debajo de su media histórica – lo que indica posible infravaloración. En energía, compañías como ExxonMobil (la mayor petrolera cotizada de EE.UU.) ofrecen dividendos sólidos (cercanos al 3.7%) y se benefician de la demanda estable incluso en la transición energética, con fuertes flujos de efectivo ($13 mil millones en operaciones y $8.8 mil millones en flujo de caja libre en el primer trimestre). En el sector salud, empresas como Pfizer y Merck se consideran apuestas seguras gracias a sus ingresos consistentes y dividendos regulares.
Según J.P. Morgan Asset Management, las acciones de valor tienden a superar a las de crecimiento durante periodos de alta inflación y políticas monetarias restrictivas – como la que enfrentamos ahora.
No Descartes el Crecimiento – Si Tiene Calidad
A pesar del cambio macroeconómico, las empresas de crecimiento de alta calidad siguen siendo relevantes. Las que tienen ingresos duraderos, márgenes en expansión y flujo de caja sólido están resistiendo incluso en un entorno de tasas altas. Nvidia, con su negocio de centros de datos; Microsoft, expandiendo su liderazgo en IA; y Meta, que ha mejorado sus márgenes tras una reestructuración, demuestran que los fundamentos sólidos siguen siendo cruciales. Estas acciones de crecimiento de calidad aún ofrecen buenos rendimientos – especialmente cuando están respaldadas por beneficios reales.
Un enfoque más equilibrado como el GARP (Crecimiento a Precio Razonable) está ganando fuerza en 2025. Esta estrategia se enfoca en empresas con crecimiento constante pero valoraciones no excesivas. Adobe, Visa y L’Oréal son ejemplos de este enfoque. Según Invesco, estas acciones suelen rendir bien cuando el mercado no favorece claramente ni el crecimiento alto ni las acciones infravaloradas.
Conclusión
En el entorno actual, el estilo de inversión por sí solo no es suficiente. ¡Lo que importa son los fundamentos! Con la Fed manteniendo una postura restrictiva y la volatilidad aún presente, las empresas que generan beneficios reales de forma constante podrían marcar el rumbo.
Ya sea en sectores infravalorados con flujos estables o en empresas con visión de futuro respaldadas por ganancias reales, los inversores deben tomar decisiones basadas en sustancia. No en emociones. No en moda. No en corazonadas. Solo en fundamentos sólidos y comprobados.
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